Degeneración Macular: ¿Debemos preocuparnos?

La degeneración macular relacionada con la edad es una de las enfermedades más comunes de este siglo a nivel mundial y cada vez va en aumento. Esta afecta a la mácula que es el área más delicada del ojo causando pérdida irreversible de la visión en personas mayores de 50 años. Estudios realizados a nivel mundial revelan que alrededor del 8% de la población podría verse afectada. En Ecuador, cerca del 5% de la población sufre de degeneración macular y la mayoría no saben que la sufren.

Lo más importante en esta enfermedad es reconocer los factores riesgo, estos son:

  • Mayores de 50 años
  • Sexo femenino
  • Historia familiar
  • Color de ojo claros
  • Tabaquismo
  • Hipertensión y Diabetes

Los síntomas son disminución progresiva de la visión, sensación de que las líneas no están rectas, presencia de una mancha central y disminución de contraste de colores.

Existen dos tipos de degeneración macular. Seca, siendo la más común y corresponde al 80% de los casos; y húmeda, que es menos común pero más agresiva, en esta se produce un crecimiento anormal de vasos sanguíneos causando inflamación y disminución abrupta en la agudeza visual.

El diagnóstico de esta enfermedad es sencillo, en la evaluación con tu oftalmólogo se realiza una prueba conocida como rejilla de Amsler, valoración de la agudeza visual, un examen de fondo de ojo y también complementarios. De esta manera se puede fácilmente identificar esta patología en consulta.

El tratamiento depende del tipo de degeneración que se presente y en qué estado se encuentra la enfermedad.

Si la degeneración es seca, el tratamiento es la observación con controles periódicos asociado a una dieta rica en vitaminas, minerales y antioxidantes para evitar la progresión de la misma. Actualmente existe un tratamiento innovador que está tomando mucha fuerza y dando una esperanza a todos los pacientes con degeneración seca que antes no lo tenían.

Consiste en emitir una luz pulsada que ayuda a mejorar la calidad de la retina obteniendo una mejoría en la agudeza visual y evitando la progresión. Es un procedimiento corto que se realiza en 3 sesiones semanales por 21 días.

En la degeneración húmeda el tratamiento debe ser administrado con la brevedad posible pues de esto depende un buen pronóstico. Este consiste en inyecciones intraoculares que se administran periódicamente de acuerdo a lo que su oftalmólogo lo recomiende.

El procedimiento es ambulatorio, indoloro y dura 30 segundos.

 

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