Se trata de uno de los problemas oftalmológicos más serios que afecta a 1 de cada 10 mil pacientes en todo el mundo. Ocurre cuando la retina se separa de la parte posterior del ojo, se origina principalmente cuando se produce un agujero en ella causando su desprendimiento.
La retina es una membrana muy delgada localizada en la parte interna del ojo, recibe las imágenes y las lleva al cerebro para ser interpretadas.
Las personas con miopía alta son más propensos a padecerla, debido a que su retina es mucho más débil de lo normal. Además, puede producirse tracción de esta retina en pacientes con diabetes o hipertensión con un seguimiento no adecuado, o en aquellos con problemas inflamatorios crónicos en sus ojos como la uveítis.
Otros factores de riesgo para el desprendimiento de retina son:
- Cirugías intraoculares previas (catarata o glaucoma)
- Traumatismos oculares
- Antecedentes familiares
- Bebés prematuros: el tejido retiniano es inmaduro y no alcanza la periferia, proceso que debería completarse pasada la semana 32 a 34 de gestación.
Existen tres tipos de desprendimiento de retina:
Reumatógeno: es el más común. En este se origina un regma, es decir, un desgarre que provoca que el líquido (vítreo) ingrese en la parte inferior de la retina causando su desprendimiento.
Traccional: es habitual en pacientes con diabetes. En este caso, se forman membranas que generan tracción o jalan la retina, creando agujeros que provocan el desprendimiento.
Exudativo: el líquido (vítreo) se acumula dentro de la retina, pero no hay orificios ni desgarros en ella. Su causa está asociada a procesos tumorales, enfermedades sistémicas crónicas y lesiones oculares.
El tratamiento quirúrgico se aplica a los dos primeros tipos; mientras que en el tercero, la terapia es clínica y apunta a la enfermedad de base.
La presencia de moscas flotantes que aparecen súbitamente, ver de manera repentina flashes de luz o estrellas que parpadean, o la presencia de un velo o sombra que sube o baja en el campo visual son indicadores principales de un desprendimiento de retina en cualquiera de sus ellos.
La única forma de diagnosticar esta patología es a través de una consulta oftalmológica. El especialista realiza un examen en el cual se dilata la pupila para poder ver dentro del ojo. Durante la examinación se aprecia la presencia de los agujeros y la retina desprendida.
La condición del paciente, una vez se ha realizado el diagnóstico, será determinante para la cirugía a realizar. Es importante señalar que de no tener una intervención oportuna, el desprendimiento podría causar la pérdida de la visión de manera irreversible.
Esta afección se puede evitar con chequeos anuales, principalmente en pacientes con miopía y antecedentes familiares.