Se trata de una enfermedad crónica que aqueja a casi el 60% de la población mundial. Afecta la superficie ocular y produce molestias, problemas visuales y, en algunos casos, lesiones en la córnea y la conjuntiva. Generalmente, se produce por un déficit de lágrima (escasa producción o excesiva evaporación), o la misma es de mala calidad debido a problemas como la disfunción de las glándulas de Meibomio (falta o alteración de los lípidos que componen la lágrima) o la blefaritis (inflamación del párpado).
Otras de las causas para esta afección se atribuyen a la edad, a partir de los 50 años los ojos tienden a producir menos lágrimas, cambios hormonales en mujeres posmenopáusicas, anticoncepción hormonal, contaminación, uso de lentes de contacto, enfermedades sistémicas como diabetes, artritis reumatoide, glaucoma, tumores malignos, medicamentos antidepresivos, Síndrome de Sjögren, entre otros.
También el uso excesivo de la computadora y dispositivos móviles aumentan el riesgo de padecer el Síndrome de Ojo Seco, que se manifiesta con ardor o picazón en los ojos al leer, visión borrosa, enrojecimiento, dolor, fotofobia y problemas refractivos como la miopía.
El tratamiento va desde lágrimas naturales prescritas por el médico hasta tratamientos con luz pulsada, procedimiento que se lo ejecuta con tecnología especial que la puede encontrar en Clinica Santa Lucía.
La detección precoz del ojo seco, mediante controles rutinarios en el oftalmólogo (especialmente en caso de tener alguno de los factores de riesgo), es importante para actuar tempranamente sobre su sintomatología y evitar las consecuencias que la enfermedad puede acarrear.
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